Llega el invierno y con él el mal tiempo. Habitualmente durante el verano revisamos nuestras casas (tejados, canalones, etc) para que cuando llega el invierno no tengamos ningún problema de goteras y otros imprevistos. De la misma forma hay que preparar nuestros vehículos sobre todo si van a pasar tiempo a la intemperie, porque las bajas temperaturas y la humedad pueden hacer mella en el buen funcionamiento de nuestro coche.
Es muy importante mantener los neumáticos en perfecto estado en invierno, ya que más que nunca, con hielo, agua y nieve tenemos que confiar en que la adherencia al asfalto sea la adecuada, por nuestra seguridad. Comprobaremos por tanto que el dibujo del neumático tenga una profundidad de unos 3mm (la legal es 1,6 pero es recomendable que sea de 3mm para un mejor agarre en condiciones extremas). Si vivimos en zonas de montaña donde suele nevar mucho en invierno, sería una buena idea colocar un par de neumáticos de tracción en las ruedas motoras. En cualquier caso, llevar siempre a mano las cadenas (y saber colocarlas, esto es importante). Para revisar los neumáticos nada mejor que acercarnos a uno de los talleres de nuestra zona y pedir que nos los comprueben.
Hay que asegurarse de que el líquido del lavaparabrisas y el refrigerante del motor son adecuados para las temperaturas que tengan que soportar (en el interior de la península pueden llegar a valores realmente extremos).
Los faros deben estar correctamente reglados y alumbrar perfectamente ya que las nieblas y lluvias minimizan la visibilidad. Y todo ello sin olvidar el sistema de calefacción y la luneta térmica, además de accesorios y elementos que nos puedan ayudar a limpiar la luna en caso de una helada nocturna.
Además, cuando se vaya a salir de viaje (sea corto o largo) es mejor llevar el depósito al menos con más de la mitad de su capacidad ya que en caso de quedarnos aislados por una nevada necesitaremos combustible para mantenernos calentitos.
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